
El día en que James Fallon descubrió que era un psicópata, no le dio la menor importancia. O eso dice, porque ya se sabe que uno no se puede fiar mucho de esta clase de gente. Aunque yo, para ser sincera, sospecho que es cierto. Me imagino que la información le entró por las orejas y él la procesó diligente, con calma, de la manera fría que caracteriza a los verdaderos psicópatas. Supongo que su psicopatía le ayudó a averiguar qué era lo mejor que...