
Hace ya mucho que sabemos que las auroras boreales ni son antorchas que los espíritus muertos encienden para iluminar el camino a los recién llegados, como cuenta la leyenda inuit, ni son los brillos que desprende la nieve bajo la luz de luna tras ser lanzada al cielo por la cola de un zorro, como cuentan en Finlandia. Sabemos que, como para cada vez más cosas, la ciencia tiene una explicación que fulmina sin piedad lo poético de estas leyendas....