sábado, 21 de junio de 2014

Evento Jot Down Sevilla, ¡la ciencia es cultura!

¿Has sentido alguna vez que compartir es morir? Mi hermana sí. Cuando yo me compro algo de comida y ella dice que no quiere comprarse porque no tiene hambre pero luego coge de lo mío. En esas ocasiones, mi hermana ha sentido claramente que compartir es morir (porque a mí me entran instintos asesinos, se entiende).

Pero así, en general, al menos cuando no hay comida de por medio, compartir es vivir. Un paisaje, el fútbol, un concierto. Hay veces, incluso, que tu generosidad está que lo tira y hasta llamas a toda la familia para que se lleven en un tuper un trocito de la tortilla tan rica que te ha salido, porque compartida sabe mejor. Sí, hay veces que incluso habiendo comida de por medio, ¡queremos compartir! El ser humano es maravilloso... 

Pues aunque no lo parezca, los científicos también son seres humanos. Y por eso ellos, ¡también quieren compartir! ¿Qué iban a hacer los pobres todo el día en el laboratorio, si luego no tuvieran a quién contarle lo que han descubierto? Claro hombre, a ellos les gusta que les escuchemos, es natural. Aunque es verdad que algunas veces, por no decir el 100%, las publicaciones científicas son muy poco entretenidas. No pasa nada. Los científicos han pensado en todo, y tienen un arma: La divulgación. (Claro que no son el único colectivo con armas. También está, por ejemplo, el colectivo de los idiotas, del que forman parte algunos hombres, mujeres y viceversa, entre otros, que paradójicamente son muy inteligentes y se están forrando con su arma de destrucción cerebral masiva, pero eso es otro tema). 

 El caso es que divulgando, la ciencia sale de los laboratorios, del gel de agarosa, del acelerador de protones y de otros artilugios incomprensibles, para fascinarnos a los de a pie, a los que nos asombra el mundo y nos intriga lo mismo una estrella nueva que un gato alemán metido en una caja y que vive simultáneamente en infinitos universos paralelos. 

¿Y qué mejor que divulgar ciencia, que practicar esta magia, en una ciudad con un color muy, pero que muy especial? 


Eso es lo que debieron de pensar los organizadores del primer evento de divulgación científica impulsado por la revista cultural Jot Down en Sevilla, que tuvo lugar en la capital hispalense los pasados 13 y 14 de Junio, en la Facultad de Informática. Pusieron como excusa dar unos premios en dos modalidades, narrativa y divulgación científica. Pero nada, nada, allí a lo que iban no era a eso. Allí se plantaron peces gordos, pececillos, y otras criaturas de todas las conformaciones físicas con sólo un objetivo común: hablar, y oir hablar, de ciencia. Por puro vicio.

Fueron dos días completitos de charlas y mesas redondas en los que cupo de todo: Desde una diminuta neurona, hasta el cosmos entero. Y para terminar, un espectáculo apoteósico de The Big Van Theory!

¿Qué más se puede pedir? mmm...¿recibir un premio? Eso sí que sería ya lo más. Pues hubo incluso dos asistentes que ¡hasta se llevaron uno! (Recordad, esa era la excusa inicial). Muchos fueron los aguerridos que, en su ansia por compartir sus inquietudes litero-científicas, participaron en el certamen. Pero sólo dos los ganadores: En narrativa Pedro Torrijoscon su relato sobre un suicida visionario; y en divulgación Sergio Parracon una explicación muy convincente y detallada sobre la anatomía de un pedo. ¡Léelos! Yo, mientras tanto, me voy a poner una velita para que haya muchos más eventos tan interesantes como éste, en una ciudad tan mágica como esta.