viernes, 7 de marzo de 2014

8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, o sobre el sexismo en la ciencia


Hoy es 8 de Marzo, día Internacional de la Mujer. Día, para mi gusto, un tanto agridulce.

Es agrio y triste que tenga que haber un día como este, porque refleja el hecho de que durante siglos las mujeres han estado sometidas por una sociedad machista, pero al mismo tiempo dulce, porque nos hace valorar a todas las mujeres del mundo occidental la situación que disfrutamos. Hubo un tiempo, muy muy largo, en el que el papel de la mujer estaba en casa, limpiando, fregando y criando, siempre obediente y sumisa. Y el hecho es que si hoy podemos disfrutar de relativa libertad, y relativa (muy relativa) igualdad, es gracias a la lucha de miles de mujeres que a lo largo de la historia se han sacrificado por nosotras.

Me parece curioso, y al mismo tiempo tristemente gracioso, que durante las revoluciones sociales de los últimos siglos no se considerara siquiera a la mujer. Empezando por la revolución francesa, ¿libertad, igualdad y fraternidad? ¿y la lucha obrera? ¿cómo podían ver tan claro que un obrero era igual a un burgués, y estar tan ciegos al hecho de que la mujer es igual al hombre?

Sin embargo, pese al ambiente hostil siempre hubo valientes. Mujeres que se rebelaron y lucharon muchas veces no pensando en todas las mujeres del futuro, o quizás también, pero sobre todo pensando en su propia vida, de la que querían ser dueñas. Mujeres como éstas, claro, también hubo en la ciencia.

Qué mejor ejemplo que Hipatia de Alejandría, matemática del siglo IV que fue torturada hasta la muerte por los cristianos sectarios de la época con el argumento de que sus estudios eran mera herejía.

Ada Lovelace, pensando
en alguna ecuación matemática
O Ada Lovelace, legendaria hija de Lord Byron que fue la primera persona programadora de ordenadores.

También podríamos hablar durante horas sobre la archiconocida Marie Curie, pionera en radiactividad y ganadora de dos premios Nobel.

¿Y Barbara McClintock? Fue una genetista estadounidense ignorada injustamente durante 30 años, aunque terminó ganando un premio Nobel por sus descubrimientos hoy imprescindibles en genética. ¿Por qué la ignoraron durante tanto tiempo, si su trabajo era tan bueno? ¿tendría alguna relación con su sexo?

¿Y Lise Meitner? En 1939 descubrió, junto con Otto Hahn, la fisión nuclear. Casualidades de la vida, Hahn ganó un premio Nobel por este descubrimiento en 1944. ¿Y ella?

O Susane Jocelyn Bell Burnell, astrofísica británica por cuyo trabajo su jefe ganó un...¿hace falta decirlo? Sí, un premio Nobel.

¿Se acaba aquí la lista de machistas premios Nobel? ¡Ah no! Se nos quedaba en el tintero Rosalind Franklin, científica clave en el descubrimiento de la estructura del ADN y que asombrosamente quedó sin premio, aunque sí lo recibieron los tres personajes que se beneficiaron de sus esfuerzos.

Pero no hablemos más del pasado. Ahora las cosas...han cambiado. ¿No?

Sí. Han cambiado, pero no tanto. Si no que me expliquen por qué entran hordas de mujeres en la universidad para estudiar ciencia, y seguimos siendo una minoría en puestos directivos. O por qué los investigadores prefieren contratar hombres, aunque tengan exactamente los mismos méritos que las mujeres.

Esto puede parecer una opinión personal, pero no lo es, porque afortunadamente también hay ciencia sobre el sexismo en la ciencia, y gracias a ella salen a la luz interesantes estudios, de vez en cuando. Uno de ellos fue realizado en 2012 en la Universidad de Yale (si quieres leer el estudio, pincha aquí), y demostró que un hombre es más contratable en ciencia que una mujer. En él, se puso a prueba a 127 jefes de grupo en Estados Unidos, a los que presentaron aleatoriamente uno de dos currículums: el de de Jennifer, o el de John. Les pidieron que los valoraran y les asignaran un sueldo. El resultado fue que a Jennifer la valoraron de media con un 4.7 sobre 10, es decir, suspensa, y le ofrecieron un sueldo de 26,508 $, mientras que a John lo valoraron con un 5.7 y le ofrecieron un sueldo de 30,328 $.

Lo dramático es que era exactamente el mismo currículum, lo único que cambiaron fue el nombre.

Es cierto que hay muchas mujeres en el mundo tratando de cambiar esta situación, y que seguramente en un futuro más o menos lejano el sexo dejará de ser un factor influyente en el éxito profesional, pero de momento la realidad es ésta, y uno no puede evitar preguntarse: ¿Cuántos avances, cuántos descubrimientos se habrá perdido la humanidad por haber tenido a las mujeres encerradas en casa?

Imagen crédito: Almudena M. Castro @Puratura







2 comentarios:

  1. Estupendo artículo, Marta. De hecho, estoy elaborando una serie de 3 artículos que tratan el tema de las representaciones de las mujeres de ciencia en la cultura popular. Aquí puedes leer el primero: http://espacio-redo.es/blog/la-ciencia-no-es-cosa-de-chicas-1-el-juego/ Para los próximos, incorporaré tu entrada como fuente. ¡Muchas gracias!
    Un saludo.

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    1. Muchas gracias!! Me ha encantado el primer artículo, aunque he alucinado con lo de la barbie...y con el anuncio de la Unión Europea!!! Increíble!!! Los siguientes, no me los pierdo!

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