miércoles, 30 de abril de 2014

Cerebros esclavos de una flor blanca

Artículo publicado como colaboración en la revista digital takeSevilla.com


El otro día me enviaron esto por Whatsapp





Me pareció un poco exagerado. Me reí y llamé llorica al que me lo mandó. Pero luego me quedé pensando. 

¿Y si es verdad? ¿Y si hay miles de sevillanos llorando por el mundo, echando de menos el olor de la primavera en Sevilla? Y si es así, ¿por qué? ¿Qué es lo que tiene el azahar que tanto engancha?

Alguno debe de estar pensando: Pues fácil, que huele muy bien. Sí, huele muy bien, pero no es eso. Es algo más. 

El azahar engancha porque es capaz de desencadenar eventos fascinantes en tu cabeza para provocarte un subidón. 

Cuando sopla la brisa y alcanza el naranjo, y mece sus hojas, de la superficie de la flor se desprenden unas minúsculas sustancias, llamadas moléculas odoríferas, que giran y giran por el aire para terminar algunas, por casualidad, aterrizando en tu nariz. Y cuando lo hacen, se meten avasallando hasta el fondo. Hasta el rincón más oscuro y lejano de tus fosas nasales: la mucosa olfativa. 

Allí, esperando en la penumbra por si se produjera la toma de contacto se encuentran las primeras neuronas de todo un batallón que acabará provocando que en la cara se te dibuje una sonrisa. Pero las moléculas "bienolientes" de azahar no se unen a cualquiera, no creas. Sólo a algunas, muy específicas, que se encargan de reconocerlas. Y sucede que estas células tienen en su cara oculta unas prolongaciones nerviosas muy largas y flexibles, que se introducen por pequeños agujeritos que hay en tu cráneo y contactan con muchas otras neuronas de todo el cerebro. Primera parada: sistema límbico.

Aquí empieza lo interesante. Porque en este sistema se conectan memoria, aprendizaje y sentimientos. Para empezar, cuando el sistema límbico recibe la señal de que alguna partícula odorífera "bienoliente" se ha unido a la mucosa olfativa, manda la orden de liberar endorfinas. 

Y las endorfinas te hacen sentir muy, muy bien. 

Para seguir, suele pasar que cuando hay azahar, hay muchas otras cosas. Hay primavera, y Semana Santa. Torrijas, y Feria de Abril. La ropa de verano ya está de nuevo en los armarios. Ha empezado el buen tiempo pero aún no hace 40 grados a la sombra. Risas, amigos, terracitas, cervezas en el Salvador. Y todo esto también llega al sistema límbico, que libera endorfinas. 

Y las endorfinas te hacen sentir muy, muy bien. 

Pero además de sentirte muy muy bien, creas recuerdos. Aprendes que te hicieron sentir bien la primavera, la Semana Santa, las torrijas, y la Feria de Abril. La ropa de verano, y el buen tiempo, las risas, los amigos, las terracitas y las cervezas en el Salvador. Y que cuando estas cosas estaban sucediendo, el ambiente olía a azahar.

Ya está hecho, eres uno más.

azahar 3
La próxima vez que tengas cerca un naranjo florido y hermoso, rebosante de flores de azahar, los circuitos misteriosos de tu cerebro se encargarán de liberar endorfinas que te cosquillearán por el cuerpo, y de hacerte recordar todos aquellos buenos ratos pasados, con la primavera, semana santa y demás.

Es irreversible. Te has convertido en un perro de Pavlov, esclavo de una flor blanca que parecía inofensiva.

Y Dios no lo quiera, si alguna vez tienes la desgracia de estar lejos de Sevilla en primavera, llorarás. 


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